Es bastante común encontrar conductas desafiantes en cualquier niño con un desarrollo evolutivo “normal”. Sin embargo, es importante saber diferenciar cualquier “berrinche común” a ya una enfermedad clínica como lo es el Trastorno Negativista Desafiante (TND).
Por ello, en este apartado comprenderemos la trascendencia de un diagnóstico oportuno, así como las características, los signos y los síntomas del TND.
Para comenzar, debemos tener en claro el concepto de conducta desafiante.
¿Qué es una conducta desafiante o de oposición?
La conducta de oposición o desafiante puede tomar diferentes
formas, desde la pasividad extrema, como lo es el no obedecer sistemáticamente
mostrándose pasivo o inactivo. A sus formas más extremas, es decir,
verbalizaciones negativas, insultos, hostilidad o resistencia física con
agresividad hacia las figuras de autoridad, ya sean los propios padres,
maestros o educadores.
TRASTORNO NEGATIVISTA DESAFIANTE
El trastorno negativista desafiante, o también llamado oposicionista desafiante, implica un patrón
recurrente de conducta negativista, desafiante, desobediente y hostil, dirigida
hacia las figuras de autoridad.
El niño con
Trastorno Negativista Desafiante, es
realmente difícil, ya que suele
irritarse fácilmente y enfadar a los adultos de su entorno.
Es frecuente que en
esta situación relacional se genere un círculo vicioso que provoca un gran sufrimiento
a todos los implicados en él y que puede tener consecuencias muy negativas
tanto en el área familiar, como escolar y social.
DATOS
CARACTERÍSTICAS
Las siguientes características son esenciales en el diagnostico del TND, así que si tu hijo o algún conocido las presenta no dudes en derivarlo a ayuda profesional
- Terquedad persistente
- Resistencia y mala tolerancia a las órdenes.
- Negativa a comprometerse, ceder o negociar con adultos o compañeros.
- Tendencia deliberada a sobrepasar los límites o normas establecidas
- Culpabiliza a otros de sus propios actos.
- Hostilidad hacia las figuras de autoridad o los compañeros.
- Molesta deliberadamente a los otros sin causa aparente o por motivos insignificantes.
*En estos episodios suelen aparecer insultos o
palabras despectivas hacia las otras personas pero sin llegar aún a la agresión
física.
*En
el caso que se supere este umbral y se produzcan conductas abiertas de agresión
a otro, estaríamos, probablemente ante un trastorno disocial.
De negativista desafiante a pesonalidad antisocial...
Padecer el trastorno oposicionista desafiante incrementa el riesgo de desarrollar un trastorno disocial de la conducta y de manifestar una personalidad antisocial en la edad adulta.
La conducta desafiante y de oposición de inicio temprano suele ser persistente y puede ir asociado a diferentes y tipos de patologías infantil y adolescente.
En la adolescencia y posterior vida adulta, el niño con antecedentes negativistas u oposicionistas es un claro candidato a desarrollar un trastorno de la personalidad antisocial si no conseguimos regular estas manifestaciones oportunamente.
En la adolescencia y posterior vida adulta, el niño con antecedentes negativistas u oposicionistas es un claro candidato a desarrollar un trastorno de la personalidad antisocial si no conseguimos regular estas manifestaciones oportunamente.
“La presencia de conducta desafiante por oposición, o agresión social, en niños es la más estable de las psicopatologías infantiles a lo largo del desarrollo y constituye el elemento predictor más significativo de un amplio conjunto de riesgos académicos y sociales negativos que el resto de las otras formas de comportamiento infantil desviado.” (Barkley, 1997)
Por todo ello, no se trata de un trastorno más, sino uno de los problemas de conducta clínicos más serios en niños. De no abordarse de forma rigurosa y eficaz, condena a quien lo sufre a una probable carrera de problemas sociales, legales y de marginación.
CLASIFICACIÓN
DIAGNOSTICA
Las dos clasificaciones
de los trastornos mentales más ampliamente utilizadas son la CIE y el DSM.
En este artículo utilizaremos los criterios diagnósticos del DSM-IV-TR
(APA, 2002) que define el Trastorno Negativista Desafiante como:
“un patrón recurrente de conducta negativista, desafiante, desobediente y hostil hacia figuras de autoridad que se mantiene por lo menos durante seis meses.”
De
igual forma, El Manual Diagnóstico de los Trastornos Mentales especifica cuáles
son los principales síntomas del trastorno oposicionista desafiante así como cuales son los criterios diagnósticos que debe cubrir el infante para determinarse con dicho trastorno.
SÍNTOMAS PARA DIAGNOSTICAR EL TND
- Un patrón de comportamiento negativista, hostil y desafiante que se extiende por lo menos durante seis meses y en el que están presentes cuatro o más de los siguientes comportamientos:
1.
Se encoleriza e irrumpe en pataletas
2.
Discute con los adultos
3.
Desafía activamente a los adultos o rehúsa cumplir sus demandas
4.
Molesta deliberadamente a otras personas
5.
Acusa a otros de sus errores o mal comportamiento
6.
Es susceptible o fácilmente molestado por otros
7.
Colérico y resentido
8.
Rencoroso o vengativo
- Se evidencia un deterioro clínicamente significativo en la actividad social o académica
- Los comportamientos no aparecen exclusivamente en el transcurso de un trastorno psicótico o de un trastorno del estado del ánimo.
Como ya lo menciona el DSM-IV-TR, es necesario que la duración de los síntomas sea en un plazo mayor de los 6 meses y que cumpla con un mínimo de cuatro.
PERO OJO… los sujetos con este trastorno suelen no considerarse a sí mismos negativistas o desafiantes, sino que justifican su comportamiento como una respuesta a exigencias o circunstancias externas no razonables.
¿CUALES SON LAS CAUSAS DEL TND?
La importancia de los padres en el futuro diagnostico
Como ocurre en la mayoría de los trastornos clínicos, no exite una etiología o causa clara que explique de forma inequívocada el TND, sin embargo existen dos
grandes teorías que intentan explicar el por qué de su aparición.
Una de ellas es la teoría del
desarrollo que sugiere que las dificultades inician cuando los niños tienen entre
uno y dos años y medio de edad fundamentalmente debido a que presentan
dificultades para aprender a separarse y hacerse autónomos de la persona a la
cual se encuentran ligados emocionalmente. Así, los “malos comportamientos”
serían una prolongación de las cuestiones normales del desarrollo que no han
sido resueltas adecuadamente en los primeros años de vida.
Por otra parte, la teoría del aprendizaje indica que las
características negativas del trastorno negativista desafiante son actitudes
aprendidas que no son sino un reflejo de los efectos de las técnicas de
refuerzo negativo empleadas por los padres y las figuras de autoridad. Así, se
piensa que el empleo de refuerzos negativos incrementa la frecuencia e intensidad
de los comportamientos opositores en el niño, que de este modo logra llamar la
atención de los adultos y obtiene la interacción deseada.
Una teoría no tiene por qué
excluir la otra y además, deben comprenderse otros factores causales como la
personalidad o el temperamento del niño (normalmente más fuerte y enérgico que
el de sus coetáneos) y el desarrollo de sucesos estresantes como el divorcio
entre los padres, los problemas familiares o las enfermedades.
Los sucesos estresantes pueden actuar como un desencadenante del
trastorno mientras que las actitudes de los padres y el control que ejercen
sobre el comportamiento rebelde de los niños son el factor clave para dar lugar
a las conductas disruptivas y desafiantes.
Cuando este trastorno no se resuelve, en la adolescencia suelen
aparecer graves problemas escolares debido a que los niños son particularmente
resistentes y desagradables, presentando dificultades tanto en las relaciones
con los profesores como con los amigos.
TRATAMIENTO
Tratamientos conductuales:
Defiant Children, donde
se contempla la intervención de los padres mediante una serie de pautas muy
bien estructuradas y sistematizadas dirigidas a que el niño adquiera un abanico
de conductas positivas que le ayuden a alcanzar el éxito en el colegio y en sus
relaciones sociales.
Collaborative Problem Solving,
donde se comprenden las conductas disruptivas como comportamientos inflexibles
y explosivos. En este caso se parte de la idea de que la conducta del niño se
debe a un retraso en el desarrollo de habilidades cognitivas concretas por lo
que el programa se focaliza en que el pequeño aprenda a regular las emociones,
desarrolle la tolerancia a la frustración y la habilidad para resolver
problemas.
Entrenamiento de padres El entrenamiento no tan solo comprende la enseñanza de estrategias para controlar las conductas negativas sino también de reforzar las positivas. En definitiva, se trata de aprender a ser más eficientes con el niño desarrollando nuevas habilidades y eliminando los métodos ineficaces.Puede ser necesario también, en algunos casos, proporcionar recursos a los padres para mejorar la vinculación con sus hijos.
Intervención con el niño La intervención individual con niños pretende enseñarles habilidades cognitivas para que sean capaces de gestionar sus emociones y afrontar situaciones difíciles. Este entrenamiento puede llevarse a cabo individualmente o utilizando pequeños grupos.
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Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderBorrarEs muy interesante además de útil, estamos acostumbrados a que cuando el niño se porta mal o tiene una mala conducta debemos reprenderlo o castigarlo, mientras que él pudiera padecer de éste trastorno. Al igual que alguno de ellos quiera pasarse de listo y escudarse con este problema, el docente o familiar tiene ya las herramientas necesarias para actuar según sea el caso.
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